El terapeuta acompaña al consultante hacia una profunda relajación para acceder a recuerdos vinculados a problemas emocionales y patrones de comportamiento, manteniendo a la persona consciente en todo momento.
La labor del terapeuta es acompañar durante la experiencia, explorando las escenas desde una perspectiva terapéutica, sin intervenir directamente. Este proceso respeta profundamente la vivencia del consultante, considerándola un espacio sagrado.